Ivo Herzog

Transcripción: 

Así que, es como lo que digo, hasta el 25 de octubre, I was an ordinary child, era un niño como cualquier otro. No sabía lo que pasaba en el mundo, nada. Mis padres tenían un trabajo, yo tenía 9 años, mi hermano tenía 7. El 26, mi madre dice que mi padre murió. Ella dijo que nos contó una historia cualquiera que no recuerdo, que fue un accidente, no me acuerdo de eso. Nunca vi a mi padre muerto, ni siquiera por la tradición de la religión judía. Empiezo a darme cuenta de que algo no va bien el día 27, día del entierro, en el velatorio, porque hay un acoso enorme, no era solo la familia que estaba allí, era la familia y 1000 personas más, la cadena de televisión, no sé qué y tal.

Entonces creo que mucho de este proceso de somatización que desarrollé tiene que ver con lo que pasó del 27 al 31 de octubre. En el que un niño de 9 años, en un período muy corto, recibió un raudal inconmensurable de hechos, de informaciones. “Mi padre murió, todo esto está ocurriendo, intentan enterrar a mi padre a toda prisa, mi madre a los chillidos no dejaba, su desesperación, las otras personas, Plaza da Sé…entonces allí se me derritieron las neuronas.

Y tuve una ilusión, que me duró muchos años, de que mi padre no se había muerto, que estaba desaparecido, que un día iba a volver. No tenía evidencia material de lo contrario. Y no solo eso: tras la muerte de mi padre, hubo un proceso de blindaje de mi madre. Fue algo así: el caso Herzog estaba allí, ella no quería que tuviéramos contacto con las imágenes impactantes. Nunca tuvimos. Aparecieron por primera vez unas imágenes más impactantes en la revista Veja, con la cara de mi padre en la portada. El Colegio Veracruz permitía el recreo abierto, afuera, había un quiosco, una panadería, etc., y ella dijo “aquella revista estará allí, estará tu padre, y me gustaría que no la viesen”. No he mirado esa revista hasta hoy, y el propio Instituto no tiene ninguna foto de mi padre muerto.