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Antônio Venâncio

Belém/PA, 1949
Biologo
Entrevista concedida en 2000

Antônio Carlos de Lima Venâncio es biólogo y nació el 5 de junio de 1949 en Belém/PA. Como jefe de seguridad de Rio Doce Geologia e Mineração S/A (Docegeo), Venâncio presenció la “fiebre del oro” de la región de Serra Pelada de Pará desde fines de 1979. El hambre y la crisis económica fueron factores que intensificaron el flujo migratorio de pobres buscadores al lugar, lo que generó dramas sociales como los que se cuentan aquí.

Transcripción:

Ese primer día, vinimos, ya estaba el campamento N1, luego, como vine como huésped, recién contratado, ex teniente del ejército, jefe de seguridad, luego nos alojamos en la casa de huéspedes. Allá fueron, descubrieron Serra Pelada, es decir, a principios del segundo semestre de 1979 descubrieron el kilómetro 30, enseguida, en diciembre de 1979, descubrieron Serra Pelada.

Fue un infierno. Fue entonces cuando realmente comenzó el ciclo del oro, se convirtió en la fiebre minera, la fiebre del oro. Los tipos fueron y empezaron a entrar a esos lugares y no se lograba más sacarlos de allí, ¿no? El Estado de Maranhão empezó a venir aquí, a Pará. Ochenta mil trabajando casi únicamente en ese agujero. Era un hormiguero humano.

Y yo estaba obsesionado por tomar fotos. Tanto es así que fui a la mina con la máquina colgada, no usaba ningún arma. Mi arma fue la cámara y el argumento. Llegaba: “Mira, no puedes minar”. El buscador de oro: “Pero doctor, estoy aquí porque tengo tantos hijos, estoy aquí para conseguir la comida de mis hijos”.

La gente viene aquí, vende oro y luego toma el dinero y se va a comprar comida. Hubo un caso de asesinato por seis gramos de oro. Entonces, fui allá con el general, hablé con él: “La cosa está muy dura allí, falta comida. Allá no hay comida. Y eso va a causar problemas”. Enseguida autorizaron la liberación de la carretera, solo para llevar comida. La gente empezó a llevar comida. El general fue allí a hacer una visita. Recuerdo que el general fue y dijo: “Mira, no vamos a disparar. Eso puede acarrear problemas, alguien puede morir, no sé qué”.

Luego se fue el general, ese día los tipos sin “desplumar” pasaron toda la noche disparando hacia arriba, y un colega nuestro que era el supervisor de seguridad allí, trabajaba conmigo, puso la grabadora y grabó veinte minutos seguidos de tiroteos. Como cohetería, pero era todo con revolver 38, 32, cartuchera. Grabó veinte minutos.Impresionante.

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