Rafael Pinto

Transcripción:

Te vas haciendo mayor, adolescente, ya no te invitan a las fiestas, la vida no era tan fácil. Novia, noviazgo, relación, está bien, está genial a jugar a la pelota. Pero no entres a mi casa, eso fue lo que pasó. Pero es que no hay racismo, ¿cómo te vas a ubicar? No hay racismo, hombre, durante la dictadura fue así. No se crean que fue pan comido pautar el racismo en la izquierda. Obviamente no lo fue.

Porque somos negros, siempre tuvimos un pie, vivimos al filo de la navaja. Te cuento un caso. Tengo un primo mayor. Trabajaba allí en el mercado, en los muelles. Era un tipo fuerte. Cuando yo tenía 18 años, arrestaron a Dirceu, enviaban esos… la gente los llama “papagayos”, enviaron una nota, llegó una nota a casa: “Mira, Dirceu está en la cárcel, te está diciendo que le avises a su abogado que está en la cárcel. Vas un día que es el de las visitas, tienen lugar las visitas de las familias de los terroristas”, recuerdo esto, hablando de los terroristas. “Entonces puedo dejarte ir allí y hablar con Dirceu”. ¿Vas allí?

Me acuerdo hombre, era un cubículo donde estaban atrapados, no sé, había como unas 30 personas, creo. Vi la escena de la visita a los presos políticos: “Oye, aquí solo hay gente rica, este tipo estudia en la USP”. Hablo de mi mentalidad, del conocimiento que tenía en la época. ¿Cómo este tipo estudia ingeniería y se mete en esto?

¿Has visto a algún negro como preso político incluso hoy? Ese tipo de cosa no existía. No es que no hubiera negros en esa época que no luchaban en las organizaciones y que no hubieran sido detenidos. Consideremos el caso de Marighella, la película está ahí hoy, pero militante del movimiento negro y tal. Había presiones debido a la relación de esta militancia negra con las organizaciones, había presiones para exiliarse. Tenemos a los exiliados negros, Abdias, Thereza Santos, que tuvieron que dejar el país. Pero arrestarlos, ¿sabes?, o arrestarlos por luchar contra el racismo no. Siempre hay un subterfugio.