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Geralda Soares

Araçuaí/MG, 1942
Pedagoga
Entrevista concedida en 2007

Geralda Chaves Soares es pedagoga y nació en Santana do Araçuaí/MG el 31 de diciembre de 1942. Junto al Consejo Misionero Indígena (CIMI), trabajó durante décadas ayudando a los pueblos indígenas Maxakali y Krenak, en el sureste de Brasil, víctimas de la destrucción ambiental. Durante la dictadura, fue testigo de los efectos nocivos de la creación de programas que, bajo el pretexto de preservar el orden, combatían la oposición de los pueblos originarios a las políticas del régimen autoritario.

Transcripción:

En Cedefes aprendí algo más, me gustaba documentar, escribir, informar. Un buen día llegó un montón así, era un grupo enorme de indígenas que pasaba por allí, Maxakali, un pueblo nómada, sedentario porque se ven obligados a vivir en ese lugar. Los hombres todos con arcos y flechas, las mujeres con los niños y llegaron, debía ser como unas 15 personas en nuestra casa. Hasta ese momento no sabíamos qué motivó ese acercamiento, porque eran indígenas de una zona ya en la frontera con Bahía, prácticamente no hablaban portugués, solo dos hablaban.

Y entonces comencé a escuchar de los Maxakali la historia del lugar: dónde vivían, dónde estaban los pueblos, cómo los expulsaron de aquí, cómo llegaron allí. En los años 1980 nos llamaban “los portugueses”, “los portugueses de allí afuera”, así era. Había un indio viejo que llamaba al gobierno “Gran Papá” que era la visión de Rondon, Marechal Rondon y tal. Durante la dictadura, muchos Maxakali y otras personas fueron llevadas a Belo Horizonte como policías, fundaron la Guardia Indígena Rural, ¿para qué servía? Para cohibir el uso de drogas y bebidas en los pueblos, pero en realidad se convirtieron en personas que aprendieron a torturar, como se hacía en los sótanos de la dictadura. Y cuando llegamos y empezó la lucha por la tierra, nos dábamos cuenta de que esta gente era la que mejor hablaba y era la gente que odiaba a la policía, por lo que muchos de ellos se convirtieron en líderes de la lucha por la tierra.

Durante la dictadura crearon un Centro de Reeducación Indígena, allí en Krenak. Entonces cada indígena que luchaba por la tierra en algún sitio, lo sacaban de ahí y lo ponían allá, había policía, había la Guardia Rural Indígena, y allí era el castigo, la celda solitaria, había de todo ahí. Entonces sacaron de allí a los dueños de la tierra y los echaron, encadenados, algunos indígenas se volvieron locos, ¿no?, como Joaquim Grande. Entonces es mucha violencia. Y terminó con esta historia de la tierra que se quedó en manos de quienes no deberían tenerla.

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